Buenas tardes, en
las primeras entradas de este blog, hacíamos referencia a los programas que
desde la Consejería de Educación de nuestra Comunidad Autónoma se promovían en
favor de la implementación de las nuevas tecnologías en las aulas de Canarias.
Hoy nos referimos nuevamente a estos programas ante una noticia
emitida por el Ministerio de Educación que nuevamente hace estragos en el
sistema educativo, aplicando recortes que afectarán esta vez a la supresión del
programa Escuela 2.0.
Ante la dramática situación ya se han pronunciado varios
colectivos, uno de ellos es la Red Universitaria de Tecnología Educativa que ha
redactado un escrito publicado el pasado 11 de Abril, en contra de la supresión
de este valioso programa.
Suponiendo que todos conocemos de que hablamos cuando nombramos el
programa Escuela 2.0, a continuación intentaremos resumir, aportando
nuestro punto de vista, qué es lo que pronuncia la RUTE y qué consecuencias
tiene la supresión del Programa para la situación actual del sistema educativo
español.
La decisión ministerial
de eliminar el Programa Escuela 2.0 atenta primordialmente contra el proceso de
innovación y mejora de los centros públicos, pero ¿por qué?
La disponibilidad de internet y de las tecnologías en
el aula son instrumentos que en la actualidad sirven para desarrollar prácticas
de enseñanza-aprendizaje que preparen de forma adecuada a los futuros ciudadanos
de la sociedad de la información y el conocimiento. Sin nuevos recursos, la
implementación de las TIC y los programas anteriores al actual Escuela 2.0
habrán sido en vano, pues no habrá prácticas pedagógicas que continúen con la
formación del alumnado en una era digital que se caracteriza por no bajarse en
la siguiente parada para esperar a este alumnado que ya presenta carencias en
su aprendizaje a corto plazo.
La RUTE se muestra extraña y sorprendida por lo acontecido,
la verdad es que era de esperar, sobre todo cuando aún existen centros
educativos que ni siquiera cuentan con conexión a internet fiable y el
ambicioso proyecto pretende implantar 1 ordenador por alumno/a tratándose de un
proceso lento y costoso. Esto no justifica el tremendo error y les cuento
por qué. Tomemos como referencia que el Programa contemple comprar una Tablet
educativa por alumno/a, su precio en el mercado es de 100 euros. El precio de
un ordenador supone poder comprar nueve tablets que tendrían la función de
sustituir, primero que nada, los libros de texto, con el consiguiente ahorro,
no solo económico sino en pérdidas ambientales.
Pero su sorpresa por otra parte es bastante compartida, pues desde el
ministerio atestiguan que la evaluación del proyecto ha sido desfavorable, cuando
quienes tienen un conocimiento casi experto de la evaluación de programas o
proyectos en el ámbito educativo, sabemos que para constatar el impacto que
supone la implantación de una determinada acción innovadora de esta
envergadura, debemos esperar un cierto tiempo para que los resultados obtenidos
sean válidos y fiables, tiempo que aún no ha transcurrido desde la
implementación del programa pues se encuentra aún en desarrollo, desde la RUTE
se plantean así, “¿Cómo es posible evaluar un programa sin que éste haya sido
plenamente desarrollado?”. La verdad es que no tenemos idea alguna.
No obstante, a nivel internacional ya van sonando algunas
investigaciones que han resultado favorables, aun tratándose de proyectos
recientemente implantados. Todos ellos vislumbran los beneficios que tienen o
tendrán las dotaciones de tecnologías en las aulas.
No debemos olvidar que muchos compañeros docentes esperan a las
puertas de la jubilación, y que quienes esperan ansiosos para continuar con la
labor de los anteriores, cuentan con un perfil profesional mucho más
especializado en las nuevas tecnologías y que por lo tanto, podrán aprovechar y
sufragar aquellas carencias de las competencias de las nuevas
tecnologías y de la información y del uso inteligente y culto de las mismas en
el alumnado, competencias vinculadas con la alfabetización digital e
informacional que forman parte del conjunto de competencias establecidas como
básicas en las propuestas curriculares de la actual Ley Orgánica de
Educación.
Si bien, no se han producido los resultados esperados en el
aprendizaje del alumnado, es necesario advertir que como todo cambio o
innovación requiere de un proceso duradero de institucionalización en los
centros, que atestiguarían, en un futuro próximo, los indicios de los primeros
beneficios obtenidos por la incorporación de las nuevas tecnologías, indicios
que no vamos a poder apreciar por los reiterados ataques a la educación
pública de nuestro país, materializados en el Programa de Escuela 2.0.
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